lunes, 17 de mayo de 2010

8. SACAR PROVECHO DE LA ADVERSIDAD.

Es innato de la naturaleza humana el rebelarse contra la adversidad. A su vez, esta rebeldía sólo logra que sea más difícil soportar la adversidad, y también abre la puerta a muchos males emocionales. Por otra parte, al utilizar la adversidad, podríamos no sólo evitar tales males, sino que, de -hecho, sacarle provecho. Podemos hacer esto en dos formas:



8.1 Ver toda adversidad como la voluntad de Dios. Todo lo que sucede en la vida es ocasionado o permitido por Dios. Él permite que nos sucedan muchas cosas que sabe, en su Sabiduría Divina, que son lo que más nos conviene. Sin embargo nosotros, con nuestra nublada inteligencia egoísta, no podemos ver estos provechos. Y sólo una profunda convicción de que todas las cosas que suceden son fundamentalmente para nuestro bien; de que todas las cosas son, ya sea permitidas o causadas por Dios, nos permitirá, como a Cristo, consentir con amor y comprensión, y seguir adelante.


8.2 Aprender de la adversidad. La adversidad debe ser el punto de partida para la verdadera madurez en la vida -si aprendemos de cada revés. De lo contrario, la adversidad será únicamente lo que superficialmente es- un obstáculo reincidente.

Mucha gente a través de los años ha llegado a ser verdaderamente grande en su campo no sólo a pesar de, sino que debido a la adversidad. Recordemos algunos ejemplos:

César era epiléptico, ya pesar de ello, que fue uno de los más grandes líderes de la antigüedad. La epilepsia fue una adversidad, pero aun cuando él era pagano, le sacó provecho, y no obstante ella, se convirtió en un gran líder. Franklin D. Roosevelt estaba lisiado por la poliomielitis. Pero a pesar de esto, se convirtió en un gran presidente y muchas veces mencionó las grandes lecciones que había aprendido de su parálisis.

Helen Keller era ciega. Pero Helen utilizó su ceguera para ser una gran profesora líder entre los ciegos y ante todo el mundo. Aprendió de su propia adversidad la lección de la grandeza.

Es un extraño enigma de la vida que sólo aquellos que de verdad llegan a conocer la tragedia sevuelven grandes.

No podemos terminar esta discusión sobre la adversidad sin recordar nueva mente a nuestros lectores: La tragedia del calvario fue la semilla de la Pascua; y Cristo se convirtió en el Salvador sólo en el Calvario y por el Calvario adversidad!-.

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