lunes, 17 de mayo de 2010

1. CONSERVAR LA VIDA SENCILLA.

Los filósofos nos dicen que el alma del hombre es una substancia simple. No tolera la fricción, la división, la agitación dentro de si. Pero la fricción viene del exterior; elementalmente, de la Parte material del hombre -el cuerpo. y es aquí donde empiezan las dificultades. Todo lo que se agrega, crea una necesidad futura que puede llegar a ser un irritante. Por lo tanto, el acrecentamiento de necesidades, es el semillero de las fricciones, divisiones, indecisiones: resentimientos, temores, etc., de la vida.


Tomemos un ejemplo del mundo moderno. Todas las llamadas necesidades de la vida son necesarias para el hombre moderno. Su antepasado no necesitaba ninguna de ellas; no existían. Su inexistencia no le ocasionaba ni fricción, ni resentimiento, ni indecisión. Pero ahora, cuando alguien pierde o no tiene algo o muchas de estas conveniencias modernas, abre la puerta a la fricción, el resentimiento, la tensión, los trastomos nerviosos, los problemas emocionales -la quebrantación del sano juicio. Estamos lejos de condenar el uso de los maravillosos milagros modernos para nuestro bienestar, que Dios nos ha dado, pero persiste el hecho de que, en tanto que agreguemos mayores necesidades a la vida, mayores oportunidades añadiremos para que surjan los males indicados, en caso de perder esos aditivos. Mientras menores sean nuestras necesidades, menor será la oportunidad que haya de Fricciones de cualquier tipo. Hay un axioma que dice. ”La necesidad es la madre de la invención”. Creemos que un corolario digno de este axioma sería: ”El exceso de necesidades es la madre de la tensión”. La simplicidad en el vivir evita esto por completo. Nuestra alma es sencilla; nosotros la complicamos, Ya nosotros mismos, ya la vida, al añadir, añadir, añadir.-primero, a nuestro cuerpo y a sus siempre crecientes necesidades; después todas las demás necesidades materiales de todo tipo. El resultado final es una vida muy complicada, con todas sus consecuencias. Con razón hay tanta gente confundida. Alcohólicos Anónimos ha enfocado nuestra atención hacia dos principios muy importantes, que ayudan enormemente a simplificar la vida.


1.1 El hábito de hacer decisiones. Una vez que esto se convierte en un hábito para nosotros, entonces no importa lo que suceda en la vida.

(Interior o exterior), ya que inmediatamente tomaremos la decisión de cambiar o aceptar. No son las pérdidas, o los dolores o los temores los que ocasionan las dificultades en la vida. Es el rehusarse a tomar una decisión sobre si hay que aceptarlos o cambiarlos, y en esa forma intentamos; permanecer en una situación neutra. Esto es intolerable para el alma del hombre, y he aquí que surge un problema emocional; hay dificultades interiores.

Una decisión absoluta y sin reservas simplifica casi todos los problemas de la vida. El origen mismo de la palabra. ’De’ ’cido’, implica cortar a la mitad. Recordemos la historia de Job E tenía muchas ’necesidades’. Tenía muchas posesiones y grandes recursos. Lo perdió todo. Pero la perspectiva de Job era sencilla -meramente ésta:”El Señor lo ha dado; el Señor lo ha quitado; bendito sea el nombre del Señor”. Es así cómo conservó, simple la vida. Conservó el sano juicio.


1.2 El peligro de los resentimientos Creemos que no hay nada en la vida tan perjudicial para la personalidad ni tan causante de complicaciones para la vida como los resentimientos. La experiencia demuestra que prácticamente todo problema emocional en la vida está en cierta forma ligado con los resentimientos. Nos ’aferramos’ a nuestras heridas. La palabra resentimiento en sí, como decisión, nos da una pista: Proviene de dos palabras latinas: ’re’ ’sentiré’, que significa volver a sentir. Y también en este caso el resentimiento complica toda aquella acción que motiva. Es asombroso a que extremos llega la gente resentida, y los métodos complicados que utiliza tan sólo para desquitarse. ¿Cómo se puede simplificar esto? Practicando el abandono de la idea. Hay que rehusarse en todo momento y para siempre a volver a sentir. Hay que abandonar la idea. Qué complicadas habrían estado las cosas en el Calvario si Cristo hubiera resentido la injusticia acumulada sobre él; pero en cambio, que sencillo y majestuoso fue su Sacrificio al aceptar sin titubeos, sin resentimiento, sin indecisión, su destino. Recordémoslo en el huerto con tanta sencillez dijo: “Venid y partamos”.

Hay que conservar la vida sencilla. Todos los aditivos crean necesidades. Todas las necesidades pueden crear tensión. Todas las necesidades se controlan y la vida simplifica con la sencilla perspectiva: “El Señor lo ha dado; el Señor lo ha quitado; bendito sea el nombre del Señor”.

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