lunes, 17 de mayo de 2010

10. APRENDER A IGNORAR LAS IRRITACIONES.

¿Han llegado a ver a una persona realmente nerviosa? La forma en que se retuerce y está constante y aparentemente consciente de interminables irritaciones? Con persistencia cambia de postura, se rasca la cabeza o cualquier otra parte de su anatomía, o incesantemente juguetea con las manos. ¿Por qué? En sumo grado no ha aprendido el arte de ignorar las irritaciones. Sus ”nervios lo irritan constantemente. Le exigen su atención. Asimismo, esa persona se enoja fácilmente; algo lo ha irritado. Fácilmente se siente lastimado; algo lo ha irritado. Fácilmente se siente molesto; algo lo ha irritado. Y así sigue y sigue y sigue. Es sorprendente ver cuántas personas se vuelven nerviosas o neuróticas simplemente porque se han permitido a si mismas reaccionar a cada pequeña irritación de la vida, en vez de aprender el arte de ignorar la irritación.


Cada vez que permitimos a nuestras emociones que abiertamente reaccionan ante los factores exteriores de la vida, estamos formando el hábito de los nervios”. Por otra parte, sólo con la práctica consciente podemos eventualmente alcanzar el estado en el que nos sea posible ignorar las irritaciones.

Respecto a este asunto de las irritaciones, es también importante saber que ”’as irritaciones crecen con la reacción; disminuyen con la falta de atención”. Como lo veremos más adelante, cuando discutamos la práctica la objetividad, hay una ley de la psicología que indica: .Todas las cosas negativas de la vida se retiran ante la negligencia” . Ya hemos citado esto; lo citaremos de nuevo una y otra vez. Es uno de los axiomas más importantes de la higiene mental y del equilibrio emocional.


En las palabras del Dr. Schindler, en su libro sobre Condiciones Nerviosas: ”Mande al diablo a las irritaciones.

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