lunes, 17 de mayo de 2010

3. APRENDER A QUE NOS GUSTE EL TRABAJO.

Al ir acortándose más y más la semana de trabajo, y con la jubilación, obligatoria de otra índole llegando a una edad más temprana, puede parecer ingenuo y aún herético al mundo moderno el sugerir que el hombre aprenda a gustar del trabajo. No obstante leemos en las escrituras, que el hombre nace para trabajar, tal como el pájaro nace para volar. Por tanto es natural que el hombre trabaje. Nace para trabajar. Es saludable si también aprende a gustar del trabajo.


Pero ¿qué es lo que hace tan difícil aprender a gustar del trabajo? porque hay tantos que resienten el trabajo? ¿Por qué parece ser tan difícil el trabajo?

La naturaleza humana automáticamente se rebela ante el esfuerzo. Pero gran parte del ’esfuerzo’ necesario en el trabajo proviene de nuestra actitud hacia este. Y una gran parte del esfuerzo cambiaría esa actitud de rebeldía por una comprensión de que el trabajo es bueno para el hombre, de que el trabajo ennoblece al hombre, de que la buena salud, especialmente la salud emocional, requiere del trabajo para tener equilibrio. Con esta convicción, el trabajador ejecutará sus labores no sólo con mayor productividad, sino que también le serán más atractivas -una parte muy esencial del sano juicio.

Tres cosas pueden contribuir para destruir esta atracción al trabajo, o impedir que se obtenga esta actitud:


3.1 El no trabajar relajadamente. Cualquier acto en la vida efectuado
por una persona tensa eventualmente se convierte en una carga. De modo que, si trabajamos bajo tensión, ciertamente nunca nos parecerá ni atractivo ni satisfactorio el hacerlo. Eventualmente nos rebelaremos y cambiaremos, o nos retraeremos dentro de problemas emocionales o de la vida misma.

El llamado”vagabundo” resiente el trabajo en cualquiera de sus formas, y por eso constantemente huye de él, de la realidad y de la vida.


3.3 Trabajar en exceso. La persona que está tan absorta en su trabajo que labora 12, 14, 18 horas al día, eventualmente también destruirá su atracción por el trabajo. A quien le guste tanto el trabajo, hará bien en percatarse, y pronto, de que sólo un horario prudente de trabajo hará que éste sea permanentemente atractivo. ”In medio stat virtud”; ¡la virtud se encuentra en el término medio! Cualquier cosa que se haga en exceso, se destruirá. Esta es una de las leyes de la naturaleza. Hay muchas personas que han trabajado con exceso tal, que esto las ha llevado a serias crisis nerviosas en tanto que, no haberlo hecho con prudencia, habrían evitado estos problemas. Hay que aprender a gustar del trabajo. Si a alguien ya le gusta, no hay que excederse, porque”la sobreproducción ocasiona la destrucción”.


3.3 Hay otro dicho en latín:”Festine lente”. Traducido, esto significa:”Despacio, que hay prisa”. Aplicado al trabajo, nos indica que logramos mucho más y trabajamos con mayor satisfacción cuando no nos damos prisa al trabajar. La prisa ocasiona errores; destruye la atracción por el trabajo; y nunca ha producido una obra maestra. No olvidemos el consejo de la señora encargada de la limpieza: ”Cuando trabajo, trabajo duro, pero no de prisa; cuando me siento, me relajo por completo; y cuando me acuesto, me duermo”. ¿No estaría bien que todos hiciéramos eso en vez de tomar una pastilla para dormir?

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